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Beata Madre María Encarnación Rosal: Reformadora de las Hermanas Betlemitas. Beatificada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 1997 – Su fiesta, Octubre 27 Vicenta, nacida en Quetzaltenango, Guatemala, el 26 de octubre de 1820, en un hogar cristiano, creció en un ambiente de fe. A los 15 años ingresó en el Beaterio de Belén, en la ciudad de Guatemala, institución que estaba bajo la jurisdicción de los padres Betlemitas, fundados por el Santo Hno. Pedro de Betancour. El 16 de julio recibe el hábito de manos del último padre Betlemita, Fray José de San Martín, y toma el nombre de María Encarnación del Sagrado Corazón. Insatisfecha con la vida en el Beaterio, pasa al convento de las “Catalinas”, para retornar luego a su “Belén”, donde es elegida Priora; trata de reformarlo, pero al no lograrlo decide fundar otro donde se vivan las Constituciones que ella había redactado y que habían sido aprobadas por el Obispo. Lo logra en Quetzaltenango, su tierra natal. Su vida y obra logra conservar el carisma del fundador, Santo Hno. Pedro de Betancour. “A la luz de la encarnación, de la Navidad y de la muerte del Redentor”, la Congregación vive el espíritu de reparación de los Dolores del Sagrado Corazón de Jesús, dedica el 25 de cada mes a la adoración reparadora. El ansia por la gloria de Dios y la salvación de los hombres la lleva a “servir con solicitud al hermano necesitado” y a dar “impulso a la educación de la niñez y de la juventud en los colegios, escuelas y hogares para niñas pobres” como también a “dedicarse a otras obras de promoción y asistencia social”. La Madre Encarnación funda casas también en Colombia y Ecuador, y sufre el destierro que le imponen las autoridades Gautemaltecas, muere en el Ecuador, el 24 de agosto de 1886. Actualmente la Orden Bethlemita tiene presencia en Italia, Africa, India, España, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Guatemala. Su casa general se ubica en Bogotá. |